El Paraje Natural Torcal de Antequera encierra una de las muestras más
impresionantes de paisaje kárstico de toda Europa y, debe su nombre, a
las dolinas o torcas, unas curiosas formaciones en forma de depresiones
circulares.
En El Torcal predominan las calizas, rocas con más de 150 millones
de años, formadas por sedimentos marinos muy sensibles a la erosión. La
acción lenta pero continuada de la lluvia, la nieve y el viento sobre
este material han moldeado este característico paisaje. Sus cuevas y
simas configuran un entorno idóneo para la práctica de la espeleología.
Algunas de ellas, como la del Toro y la Marinaleda I, albergan huellas
de la presencia del hombre en el Torcal desde la Prehistoria.
Dos rutas invitan a perderse por esta ciudad de piedra. El camino
que parte del centro de visitantes Torcal Alto, conocido como ruta
verde, es donde las formas kársticas son más espectaculares. En este
lugar, el visitante debe dejarse llevar a lo largo del Callejón Oscuro o
del Callejón del Tabaco, ejemplos de la multitud de pasadizos
originados por el hundimiento de las fracturas del terreno. Las rocas
son aquí una colección de esculturas naturales, algunas con formas
familiares, como el Tornillo, declarado Monumento Natural, el
Sombrerillo, el Cáliz o el Dado, entre otras muchas que esperan ser
definidas por la imaginación y la fantasía de quienes las recorran.