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lunes, 21 de septiembre de 2020

Billete del Banco de España de Ignacio Zuloaga de 500 peseras de 1954

 

Paisajes de Zuloaga, el billete de 500 pesetas de 1954

Paisajes de Zuloaga, el billete de 500 pesetas de 1954

Por Vanessa Montesinos Muñoz.

miércoles 03 de febrero de 2016, 01:12h

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El 24 de junio de 1941, por medio de un Decreto, el Gobierno toma la decisión de encomendar a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de Madrid el proceso de producción del papel moneda, dejando atrás a todas los fabricantes extranjeros a los que se le había encargado antes. Estos primeros billetes no tienen unas características concretas en cuanto al diseño, la leyenda “Peseta de Curso Legal” será sustituida por un número de serie, en su mayoría de tinta roja, en el anverso, puede ponerse una o dos veces y en el reverso podemos verlo en dos esquinas opuestas, o bien en las cuatro. En la parte central baja del anverso leeremos “FCA. NAL. DE MONEDA Y TIMBRE”. Y en el reverso la imagen sale encuadrada en un marco rectangular en el que se añade el valor del billete y “BANCO DE ESPAÑA”.

El billete del que tratamos fue mandado hacer en 22 de julio de 1954, pero no se puso en circulación hasta el 19 de octubre de 1958. En su anverso, vemos a Ignacio Zuloaga, grabado por Alfonso López Sánchez Toda y en el reverso, un cuadro de Zuloaga: “Vista de Toledo”, grabado por José Luis López Sánchez Toda. La marca al agua es la cabeza de Zuloaga. El tamaño del billete es de 146 x 95 mm. y su tirada fue de 215.291.000 ejemplares.

Anverso y reverso del billete de 500 pesetas de 1954 “Zuloaga”. Cortesía Félix Cuquerella.

Los hermanos López Sánchez Toda[i], son un referente para los grabadores de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. José Luis nació en 1901 en Madrid en el seno de una familia de clase media dedicada al mundo de las leyes. Fue profesor de su hermano menor Alfonso en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, donde obtuvo premios y distinciones en las asignaturas de dibujo del natural y de grabado, especialidad a la que se dedicaría posteriormente. En 1923 y 1934 se le entregó el Premio Nacional de Grabado. En el 43 consiguió la tercera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes, y la segunda en la edición de 1945. En los Salones de Otoño que se celebraban en Madrid obtuvo la segunda y primera medalla en los años 52 y 54 respectivamente.

Su especialidad eran los trabajos a buril sobre acero para aplicarlos al papel moneda y a los sellos postales. Su maestro fue Enrique Vaquer, grabador muy relacionado con las casas inglesas de las que ya hemos hablado en otros billetes: la Bradbury & Wilkinson y Thomas de la Rue. Además fue el encargado de la emisión de algunos grabados de Alfonso XIII, quién entre otros, le recomendó para que entrara a formar parte de los grabadores de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, donde ingresó por oposición en 1924, y donde desarrolla su carrera profesional hasta que se jubiló. En 1932 fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios en Estados Unidos, donde investigó en el Bureau of Engraving and Printing y trabajó para la Republican Bank Note Co. de Pittsburg. Entre 1927 y 1963 fue profesor de grabado en la Escuela Nacional de Artes Gráficas y pasó a formar parte del claustro de profesores de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Escribió el libro “El arte de grabar el sello”, editado por EMEUVE, de Barcelona, en la colección “La Corneta”.

Alfonso López Sánchez Toda, hermano del anterior, nació en 1914 y fue perito grabador del Banco Nacional de España, plaza que se sacó por oposición. Junto con su hermano lograron que los billetes españoles dejaran de fabricarse en casas extranjeras, y además de este billete, realizaron otros más juntos. Fue profesor en la Escuela Nacional de Artes Gráficas y autor de billetes portugueses, argentinos e incluso, de las Islas Seychelles.

“Autorretrato” Ignacio Zuloaga.

Wikipedia

Ignacio Zuloaga y Zabaleta, nació en Eibar en 1870, dentro de una familia de artistas. Su padre era orfebre y sus tres tíos reputados ceramistas. Su infancia transcurre entre su casa y el taller familiar, donde al estar en contacto con las obras de arte y el escaso interés que demostraba por los estudios, le empujaron a dedicarse al dibujo. Fue tras una visita al Museo del Prado tras la que Ignacio decidió dedicarse a la pintura y recorrer el mundo. En 1899 se traslada de Roma a Paris, donde conoció a Ramón Casas y Santiago Ruisiñol. Se relaciona con diferentes artistas y expone su obra en 1892 junto con Toulouse-Lautrec, Van Gogh, Emile Bernard, Bonnard y Gauguin en la galería Barc de Bouteville. Compartió estudio con Gauguin y el escultor Paco Durrio. Visita el Louvre con cierta frecuencia para estudiar a los maestros de la pintura española. En su obra predomina la pincelada larga y segura, los tonos oscuros y la aparición de figuras descentradas en las composiciones, clara influencia de Degas. Tras varios años en Paris, se traslada a Segovia, donde trabaja su tío Daniel, convirtiéndose la provincia en su motivo de inspiración.

Se enfrentó con las autoridades artísticas españolas que le consideraban “antipatriota” por los temas que elegía para sus cuadros, lo que le proporcionó una gran relevancia en los medios españoles y extranjeros. Muchos miembros de la Generación del 98 y del 14 le defendieron a lo largo de los años. Pero mientras en España se le criticaba, en Europa y Estados Unidos iba ganando importancia, incorporándose cuadros suyos a diferentes museos y recibiendo multitud de galardones. Tal es su éxito, que en 1926 con el fin de inaugurar el nuevo edificio del Círculo de Bellas Artes, Ortega y Gasset y Marañón promovieron la primera exposición de Zuloaga en Madrid.

Durante la II República se le nombra presidente del patronato del Museo de Arte Moderno. Se mantuvo neutral al principio de la Guerra Civil, pero en 1937 cuando Eibar fue destruida, creyendo que había sido fruto de la destrucción de los milicianos en su retirada, decidió marchar a Paris, donde comenzó a apoyar el régimen de Franco.

En sus últimos años, se dedicó a pintar bodegones y paisajes sobre todo de Castilla, para sí mismo y para ganarse la vida retrató a diferentes personalidades. Falleció en 1945, mientras se trasladaba a Madrid.

“Vista de Toledo” (1932), por Ignacio Zuloaga. Foto de la autora.

En 1913 pinta su cuadro Maurice Barres con Toledo al fondo, queda tan impresionado con la capital manchega que se convertirá en inspiración para varios de sus cuadros. Desde 1924 hasta 1938 plasma diferentes vistas de la ciudad hasta seis veces, diversas interpretaciones y tonalidades cromáticas para un mismo tema. La que aquí nos ocupa es una de las dos que hizo en 1932, contrasta con los otros pintados por el efecto luminoso y la ausencia de seres vivos. Se ve la ciudad desde el puente de San Martín, en el lado de los cigarrales, en un día muy claro. El sol está bastante alto, pero su intensidad lumínica se ve atenuada por las nubes. En primer plano vemos la silueta del puente, las aceñas y en un segundo plano, la ciudad: monumentos, casas, jardines o huertos cercados por tapias. Zuloaga tenía sesenta años y su vida carecía de inquietudes latentes, esa tranquilidad se puede apreciar en la serenidad del cuadro, al igual que los años de experiencia acumulados. Tanto le gustó, que decidió no venderlo y se la dedicó a su esposa, Valentine Dethomas, por eso la firmó sólo con su nombre: Ignacio, algo que no se ha habitual en el resto de su obra. Esta obra se encuentra en el Museo de Zuloaga ubicado en el Castillo de Pedraza (Segovia), que compró el pintor en 1925 debido a la admiración que sentía por las tierras castellanas, tantas veces plasmadas en sus composiciones. En 2011, su nieta abre el castillo al público, en donde además de este cuadro podemos ver otras obras del artista y de su colección. Esta obra ha participado en la exposición Ignacio Zuloaga y Manuel de Falla: Historia de una amistad, celebrada en el Palacio de Telecomunicaciones y organizada por Centro Cibeles del 25 de septiembre de 2015 hasta el 31 de enero de 2016.

Notas

1 Para los interesados en su obra, es más fácil encontrarlo como Sánchez Toda, quitándole el López.

Bibliografía

  • A.A.V.V.: Catálogo especializado. Billetes de España. Editorial Edifil. 3ª Edición. Madrid, 2002.
  • FERIA Y PÉREZ Rafael: La Peseta. Historia de una época. Edita Recoletos Grupo de Comunicación, S.A. Madrid, 2002.
  • LAFUENTE FERRARI, Enrique: “Los paisajes de Ignacio Zuloaga” Príncipe deViana. Nº 33. Año 9. Navarra, 1948. pp. 432-466.
  • NAVARRO OLTRA, Guillermo (coord.): Autorretratos del Estado. El sello postal del franquismo. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha ; Santander : Publican, Ediciones de la Universidad de Cantabria, D.L. Cuenca, 2013
  • PALACIOS BAÑUELOS, Luis: Seis escenarios de la Historia. Librería-Editorial Dykinson. Madrid, 2008.
  • TORQUEMADA, Blanca: “Alfonso Sánchez Toda, grabador de billetes”. ABC. Madrid. Domingo 15 de noviembre de 1998. p. 79.

LA CULTURA DEL XIX AL XX EN ESPAÑA


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Notas mías:
Pintó retratos del Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, por encargo, como lo hieron otros muchos  pintores de la posguerra como Revello de Toro... No se le puede tachar de franquista. La historia no se puede borrar.