Ficus talado y arrancado. Alicante

lunes, 29 de diciembre de 2014

Sello de Franco de 2 pesetas rojo, el más buscado

El "Franco rojo"

Francisco Franco es el personaje que, con diferencia, más veces ha sido inmortalizado en la filatelia. El general debía ser el símbolo de la "unificación nacional" y para conseguirlo se trabajó en dos sentidos. Por un lado se imprimió un increible volumen de sellos con su imagen a lo largo de su vida, y por otro, no se permitió que ningún otro personaje le hiciera sombra. Así es, ningún líder político o militar, de los muchos que actuaron en la rebelión, aparecieron en un solo sello. En especial, se echa en falta la figura del fundador de la falange: José Antonio Primo de Rivera.

A parte de algunas emisiones conmemorativas, casi todas las emisiones fueron de uso general, es decir, básicas:

Nada más terminar la guerra, el 26 de abril de 1939 aparecía la primera. Impresa en litografía y grabada por Jose Luis Sánchez Toda, cuyo nombre aparece en el pie de imprenta. Franco aparece de perfil con el nuevo escudo nacional al fondo.

Se repetiría la misma imagen, con otros valores, dentado y sin pie de imprenta en varias series emitidas entre 1940 y 1953.

En 1942 aparece una nueva serie, grabada por Camilo Delhom.

Conocida popularmente como "los escuditos" por enmarcar los escudos de las regiones españolas el rostro del dictador, la leyenda "España. Una, grande, libre" domina la parte superior de la composición. El militar nos observa desde un punto de vista elevado, superior. Hasta 1949, esta imagen severa fue habitual en el franqueo postal.

Una nueva serie de Franco con uniforme militar, tomada de un cuadro de R. Zaragoza que se conserva en la FNMT, se pone en circulación en 1948.

Pocos meses después, la famosísima de Franco con el fondo del castillo de La Mota que sería sobrecargada en 1950 con motivo del viaje de Franco a Canarias.
En el retrato, fotografía original de Ángel Jalón de 1944, aparece vestido de militar, con capote y con la Cruz Laureada de San Fernando, la más apreciada condecoración militar española al valor heroico. Detrás se incluyó el Castillo de la Mota, recordando la unión de España a través de los Reyes Católicos.

La apertura de España al exterior y a la sociedad internacional obligaba a cambiar los símbolos militares que habían acompañado la iconografía de Franco en todas las series anteriores. Así, en 1955, una nueva serie básica muestra al general de paisano, según una fotografía de Juan Gyenes. Curiosamente en el retrato original, Franco lucía uniforme de Capitán General, muy similar a la imagen que cerraba las emisiones de la recién nacida Televisión Española.


El valor más celebre de esta serie fue conocido popularmente como el "Franco rojo". De color rojo y con facial de 2 pesetas, muchos usuarios hacían bromas al relacionar a Franco con este color. El dictador tomó cartas en el asunto y por orden ministerial, el 24 de abril de 1956, se sustituyó por el de dos pesetas púrpura.



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EL "FRANCO ROJO", ENTRE LA LEYENDA, LA RAREZA Y LA CURIOSIDAD

Reconozco que soy un nostálgico y que he soñado en muchas ocasiones con ir a una casa vieja de algún amigo o familiar a rescatar trastos y encontrarme con una caja de sellos, monedas o billetes antiguos. Eso no me ha ocurrido nunca o casi nunca, salvo cuando en casa de mis abuelos maternos, de vez en cuando, mi madre saca alguna reliquia con documentos de mis antepasados, y en ellas he cortado el sello correspondiente aunque, eso sí, de escaso valor.

No obstante, sigo esperando con que llegue ese día y que logre encontrar ese pequeño tesoro, que aunque tenga poco valor, por lo menos me deje un poso sentimental. También es cierto que supongo que tampoco me importaría que entre documentos de hace un siglo o medio siglo, apareciera algún sello que fuera una rareza, que sí que tuviera valor económico, aunque imagino que no lo vendería sino que lo guardaría en mi colección como oro en paño, y como el mayor tesoro con el que jamás pude contar.

Hay que hacer una distinción y es que la mayoría de los sellos que tienen mucho valor en España son anteriores a la II República (los primeros sellos españoles tal y como los concebimos hoy datan de 1850), por lo que escasean las rarezas en estos últimos ochenta años aproximadamente. Hace unos meses trataba en esta bitácora de una de esas excepciones en este período más reciente, se trataba de los sellos de Legazpi y Sorolla de 1953, y hoy traigo a colación tal vez un sello más conocido y que está en el género de los raros o más bien de las curiosidades, se trata del sellos de 2 pesetas rojo de Franco, de 1955, más conocido por el “Franco rojo”.

Por aquella época y siempre en cada país, en todo régimen, ha habido lo que se denomina una “serie básica”, normalmente la efigie o semblante del principal mandatario de un país, o el icono o escudo más representativo de la nación en cuestión. Aquí en España ya se sabe, desde la dictadura hasta ahora, la inmensa mayoría de los sellos han sido copados por Franco y por el Rey Juan Carlos I; esas tiradas infinitas han sido la imagen repetida en cientos de cartas que habremos abierto a lo largo de nuestras vidas.

Pues bien, he aquí que hubo una vez un sello de esos de la “serie básica” que pasó del anonimato al estrellato en un pispás. Y la historia de este “Franco rojo” no deja de ser curiosa porque hay un par de leyendas que tratan de explicar por qué se convirtió en un sello singular y, por tanto, en un sello más o menos cotizado.

El sello en cuestión se emitió el 28 de febrero de 1955, y la que parece ser la versión oficial señala que en los meses posteriores a su emisión, el sello de dos pesetas rojo se podía confundir por parecida tonalidad, con el de una peseta naranja, y claro, aquello pudo provocar algún error a la hora de despacharlos, pues la tonalidad variaba poco, y se podía vender por una peseta un sello de dos, y en aquella época, una peseta era un dinerillo, y si el error se repetía, pues no parecía plato de gusto. Por tanto, se conjetura con que estanqueros y funcionarios de Correos se quejaron amargamente de este hecho y nuestros servicios postales patrios retiraron todas las existencias del 2 pesetas rojo y no lo volvieron a emitir con ese color. La sustitución se hizo con otro de color visiblemente inconfundible con el naranja de una peseta, así nació el 2 pesetas púrpura, casi catorce meses después, el 24 de abril de 1956.

Para los detractores de esta teoría el argumento de la confusión cromática es muy endeble porque de la extensa tirada de sellos de Franco, se utilizaron muchos colores, y algunos ciertamente muy parecidos y tan susceptibles a la confusión como el que aquí nos ocupa. Pero, además, con el agravante de que la diferencia de valor era mayor que una simple peseta (el de 60 cts. y el 6 ptas. eran también muy parecidos).

Luego está la historia más sugerente o más rosa (ya que de colores estamos hablando), como queramos llamarla. ¿Cierta o deliberadamente creada por los opositores del régimen? Lo cierto es que, sea lo que fuere, el escenario se lo pusieron a huevo, y dicen las malas lenguas que Franco se coscó de que estaban circulando cartas por ahí con un sello en el que él aparecía rojo, y ¡ni mucho menos!, rojo ni en los sellos de Correos, o haciendo un chiste que viene de perillas, “¿rojo?, ni en pintura”; así que ni corto ni perezoso habría ordenado que se le cambiara el color inmediatamente al sello.

Cuesta trabajo pensar que esta última versión tuviera visos de realidad porque sería como llevar la influencia política que pudiera tener un color hasta sus últimas consecuencias, y por la misma regla de tres podría haber decidido quitar el color rojo de la bandera española, o de las camisetas de la selección española de cualquier deporte.

Además, no es del todo cierto que aquel fuera el único Franco de color rojo, en realidad, en aquellos años también salieron otros sellos de la serie básica con tonalidades o matices del rojo, el de 10 cts. es rojo burdeos y el 1'40 ptas. es rojo magenta, ambos son claros ejemplos. Curiosamente hay dos sellos que se sacaron casi en el declive del régimen, en 1974, el sello de 20 ptas. de Franco, era rojo granate y el de 4 ptas. emitido en julio de 1975, un sello rojo, pero clarísimamente rojo, y ahí el color fue lo de menos, o con un dictador en sus últimos meses de vida fue como darle un puyazo postal.

No descarto, y esa es mi hipótesis personal, porque parece razonable que, en realidad, se tratara de un error tipográfico, grave sí, pero error; es decir, que los encargados de la tipografía equivocaran el color e idearon un sello con un color que no era el originalmente diseñado.

En fin, a la hora de la verdad circularon no pocos sellos del “Franco rojo”, con casi total seguridad, miles y miles. Sinceramente hasta hace nada yo sólo había visto en vivo y en directo un sólo sello de estos en mi vida; lo tenía un viejo amigo mío del colegio, que lo heredó junto con una fabulosa colección de sellos de una tía suya. Ese “Franco rojo” era clarísima e indubitadamente rojo.

Y digo que hasta hace nada, porque para ilustrar este articulillo he tenido la curiosidad de ver en Internet por dónde andaba la cotización del “Franco rojo”, y por apenas diez euros se puede comprar en nuevo, y por cincuentas céntimos uno matasellado. Así que yo, que jamás había tenido mayor interés por comprar este sello, por mucho mito que tuviera, no pude eludir la tentación de adquirirlo, el usado. Por eso digo que seguro que hubo miles y miles porque el precio de cotización es cualquier cosa menos prohibitivo.

Por tanto, estamos ante un sello que tiene más de leyenda que de verdadera enjundia. No se sabe, en definitiva, porque se cercenó aquel “Franco rojo”, y no sé si alguien de los que tomó esa decisión vive para contarlo, pero lo cierto es que desde el punto de vista filatélico no deja de ser una vulgaridad, por mucho que yo no lo tuviera hasta ahora, pero es que ha sido por franca despreocupación.

Entiendo que alguien que comprara en su época cantidades de sellos de estos ha podido multiplicar por mucho aquella inversión con respecto al valor facial original, pero en cualquier caso, la adquisición de un “Franco rojo” en el siglo XXI es un caprichito que no nos hará salir de pobres. Así que considerando que en España hay más de medio centenar de sellos que cotizan por encima de los 600 euros, y seguramente más de medio millar que están más cotizados que este Franco “izquierdoso”, hay que concluir con que estamos ante una curiosidad más que una rareza, aunque desde luego con mucha especulación e historia de por medio.