
Anverso y reverso del billete de 100 pesetas, emitido en 1953. Cortesía Félix Cuquerella.
En su anverso aparece un retrato del pintor Julio Romero de Torres y 
en el reverso su cuadro “La Fuensanta”; la marca al agua es la cabeza de
 una de las modelos de Romero de Torres. El grabado corresponde a José 
Luis López Sánchez Toda, que ya citamos en el artículo referente al 
billete de 500 pesetas de 1954. Impreso en litografía y calcografía, su 
tamaño es de 134 x 88 mm. y su tirada de 981.200.000 ejemplares. El 
papel procedía de la fábrica de Burgos y llevaba la numeración en el 
anverso y otras cuatro en los márgenes blancos del reverso, 
estampillados con tinta roja. El 10 de mayo de 1978 se anunció su 
retirada oficial de la circulación.

Serie de 10 sellos dedicada a Julio Romero de Torres. Cortesía Mercado Libre.
En marzo de 1965 la FNMT realizó una serie de diez sellos dedicada al
 pintor y su obra, además del autorretrato de Romero de Torres, nos 
encontramos con los siguientes cuadros: parte central de “Poema de 
Córdoba”, “Chiquilla Piconera, “Viva el Pelo”, “La Copla”, “Virgen de 
los Faroles”, “La Niña de la Guitarra”, “La Niña de la Jarra”, uno de 
los laterales de “Poema de Córdoba” y “Marta y María” Todos ellos con 
marco dorado, bordes dentados y diferentes tonalidades y valores.

Retrato de Julio Romero de Torres. Entretanto Magazine.
Julio Romero de Torres nació en Córdoba el 9 de noviembre de 1874, su
 padre fue el pintor romántico Rafael Romero Barros. Vivía cerca del 
Museo de Pinturas de Córdoba, donde su padre era conservador, y de la 
Escuela y Conservatorio de Música, rodeado de arte por todos los lados, 
es normal que la vocación artística de Julio fuera temprana. Siguió los 
pasos de Rafael en pintura, obteniendo reconocimientos por su trabajo, 
como la medalla de segunda clase en un certamen de la Escuela Provincial
 de Bellas Artes, con tan solo catorce años. Durante estos primeros años
 de aprendizaje presta especial atención al paisaje y al dibujo, técnica
 que permanecerá en toda su obra.
Participa en la restauración de los artesonados de la Mezquita de 
Córdoba. Con el cambio de siglo obtiene plaza de auxiliar de Colorido y 
Composición en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba. En 1913
 fue nombrado vocal del patronato del Museo de Pintura y un año después 
se encargará de la catalogación y restauración de las colecciones, 
siendo nombrado ayudante del director. Este trabajo no le apartó de 
colaborar en publicaciones periódicas tanto nacionales como cordobesas, 
con dibujos y pinturas.
Viajó a Marruecos, París, Londres y los Países Bajos, estos destinos marcarán su obra de diferente manera.
En 1916 se traslada a Madrid para formar parte de la Escuela Especial
 de Pintura, Escultura y Grabado (Academia de Bellas Artes de San 
Fernando), como profesor de dibujo del Antiguo y Ropaje. Se instala en 
la carrera de San Jerónimo, pero su estudio se ubica en el Palacio 
Longoria, donde recibe la visita de la reina regente Mª Cristina. 
También se dedicó a diseñar carteles publicitarios, por lo que formó 
parte de un jurado de carteles. Su amor por el cante hace que se le 
nombre miembro del jurado del Concurso de Cante Hondo, lo que hará que su interés crezca.
En 1929 regresa a su casa de Córdoba, situada en el museo de Bellas 
Artes de la ciudad, para recuperarse de su dolencia hepática, que según 
las malas lenguas proveía de la vida de alterne que había llevado. El 
pintor fallece allí el 10 de mayo de 1930.
Su primera etapa se caracteriza por unir las influencias modernistas,
 prerrafaelitas y simbolistas. Sus primeros cuadros presumen de una gran
 luminosidad y de una técnica suelta que irá abandonando. En sus 
pinturas de denuncia social vemos como su paleta se oscurece y deja 
atrás el naturalismo. Es ahora cuando comienza a desarrollar el género 
femenino místico y ensoñador, con figuras de mayor intensidad y 
melancolía, que más tarde cargará de la sensualidad que identificará su 
obra. A través de sus retratos femeninos podemos ver cómo evoluciona su 
pincelada, destacando la precisión técnica y el contraste de las 
tonalidades suaves de ropajes y pieles, con los fondos oscuros. También 
realizó retratos de familia, donde los retratados se colocan delante de 
un paisaje con una referencia arquitectónica, recordándonos a los 
decorados teatrales. En sus pinturas encontramos elementos alegóricos de
 su interés, en los que homenajea a la muerte, el amor, el mundo taurino
 o el flamenco. Se vuelven indispensables en sus composiciones el agua, 
barajas de cartas, frutas o utensilios domésticos.

“La Fuensanta”, Julio Romero de Torres. Wikipedia.
La Fuensanta es un óleo y temple sobre un lienzo que mide 
100 x 80 centímetros. María Teresa López fue la mujer que sirvió de 
modelo para Julio Romero de Torres en éste y muchos otros cuadros, es la
 mujer morena de la copla, la reina de las mujeres.
 Es de los últimos cuadros del autor, fechado en 1929, año en el que se 
exhibió en el Pabellón que Córdoba tenía en la Exposición Iberoamericana
 que se celebró en Sevilla. El pintor lo había cedido con el deseo de 
venderlo. Fue adquirido por un coleccionista y desde entonces había 
estado en paradero desconocido, hasta que en 2007 se localiza gracias a 
una exposición que se celebra en el Museo Casa de la Moneda de 
Argentina: “Arte en el Dinero. Dinero en el Arte”. Es entonces cuando su
 propietario, un abogado argentino que lo compró en 1994, le pide a 
Mercedes Valverde, directora de los Museos Municipales de Córdoba y 
experta en la pintura de Romero de Torres, que lo autentifique para 
venderlo. El Ayuntamiento de Córdoba lucha por hacerse por él, pero la 
cifra de la tasación es muy elevada, entre los 600.000 y los 900.000 
euros, por lo que a finales de ese mismo año se subastó en la sede 
londinense de Sotheby´s. A pesar de que el Ministerio de Cultura pujó 
por la obra, ésta se vendió a un coleccionista privado que pujaba por el
 teléfono, por 1.173.375 euros.
En el cuadro vemos a una joven Mª Teresa, sentada con el cuerpo 
girado, que mira directamente al espectador, abrazada a un cántaro de 
cobre, tal vez descansando, en la parte superior izquierda vemos un caño
 del que brota el agua. Su vestimenta es sencilla: falda roja como los 
pendientes, camisa blanca y manto ocre contrastando con el fondo de 
tonos neutros. La zona central del cuadro destaca por la luminosidad que
 desprende la modelo. A la altura de la cara de la joven, en el cielo, 
se abre un claro de luz, que junto con los ojos oscuros de Teresa, 
llaman la atención de aquel que observa la obra, sobre los brillos del 
cántaro metálico.
¿Cómo pudo servir este cuadro de modelo para un billete? La intención
 del artista era clara, quería venderlo por lo que hizo una fotografía 
del mismo antes de que se expusiera en la Exposición Iberoamericana, que
 fue la que se usó para su reproducción en el billete de 100 pesetas que
 nos ocupa.
En 2013 el Museo Carmen Thyssen de Málaga realizó una exposición dedicada al pintor cordobés bajo el nombre Julio Romero de Torres. Entre el mito y la tradición,
 en la que también se realizó un ciclo de conferencias, que contó con 
este cuadro entre sus obras expuestas, el 8 de septiembre de este mismo 
año, el cuadro volvió a su dueño. Nada se sabe de quién fue la persona 
que lo cedió para la exposición y cuál es su paradero actual.
Bibliografía:
- A.A.V.V.: Catálogo especializado. Billetes de España. Editorial Edifil. 3ª Edición. Madrid, 2002.
EL PAÍS. CULTURA: 'La Fuensanta', de Romero de Torres, subastada por casi 1,2 millones de euros.
http://cultura.elpais.com/cultura/2007/11/14/actualidad/1194994804_850215.html
ENTRETANTO MAGAZINE: Julio Romero de Torres – Entre el mito y la tradición.
http://www.entretantomagazine.com/2013/04/29/julio-romero-de-torres-entre-el-mito-y-la-tradicion/
LA CULTURA DEL XIX AL XX EN ESPAÑA: Julio Romero de Torres.
http://www.modernismo98y14.com/julio-romero-de-torres.html
 
Montesinos Muñoz.
Perito Antiques.
peritoantiques@gmail.com